domingo, 1 de mayo de 2011

Miércoles 5 De Enero

Me arden los ojos, ya son casi las 12 y acabo de terminar de hacer unas diapositivas, además de arreglar un Word para otro curso; ya tengo ganas de dejar la universidad, ya no aguanto los trabajos que siento que no me sirven de mucho, sé que al final todo lo aprenderé afuera pero bueno el problema ahora es solo terminar este año que me falta.
Con Priscilla estaba cada vez peor según yo, cada vez parece que no existo, sus saludos (si los hay) son cada vez distintos, hoy me despedí y prácticamente me daba la oreja, parecía que dé a pocos me daba menos la boca, ese día le estuve mirando todo el día la boca, miraba sus labios, extrañaba besarlos, la miraba de reojo, no sabía si ella también lo hacía porque no me daba cuenta, solo cruzamos miradas para hablar del trabajo y una vez cuando vimos lo mismo, pero de ahí no pasó nada más, me sentí mal porque cada vez que no hablaba con ella y me daba cuenta que las únicas palabras que nos decíamos eran “hola” y “chao”, recordaba lo que habíamos quedado si es que algún día termináramos claro que nadie puede decir que pasará pero podemos intentar estar mejor, sé que por su parte no hará mucho, pero decidí en el fin de semana después de trabajar entrar a Internet y de “casualidad” encontrármela en línea (casi siempre está los viernes en línea a eso de las 9), y decirle primero que si estamos mal deberíamos arreglarlo, me daría la razón (según yo lo pensaba, estaba muy pensativo, creo que como ya no soñaba en ella me venían las ideas más claras despierto), me decía que deberíamos hacer algo, y ahí era cuando le proponía salir a caminar o a tomar un helado al centro como amigos ya que nunca lo hicimos ni siquiera como enamorados, por mi parte no buscaba regresar, sino mejorar la relación con ella, la quería y mucho y aún me sentía enamorado de ella, no sabía que sentía ella, pero tampoco podía pedirle que regrese, quería saber cómo reaccionaba; del mismo modo pensé en que me diría que no que no puede porque ya tiene planes, no sabría si pedirle que se dé un tiempo pero no era nadie para rogarle, tampoco debía hacerlo, así que solo le diría “ah bueno no te preocupes solo quería que conversemos de nuestras cosas pensé que nos lo debíamos”, ella como alguna vez me ha contestado “ah sí pues pero no, no puedo ahora quizás al próximo fin”, solo me reiría mientras dentro mío me sentía como la persona más sola, me iría de Internet, y pensaría en llamarla pero no me arrepentía porque me daba cuenta que no valía la pena, si ya me dijo que “no”, era solo un “no”, solo esperaba que se mejore (siempre espero eso, por eso muchas personas quizás me dicen que soy muy bueno, realmente me siento estúpido en vez de bueno, pero eso ya no importaba).
Lo que me costaba trabajo y tiempo era escribir el libro que tenía pensado darle, ya sea antes de mi viaje o en su cumpleaños, o si por algún motivo (que dudo mucho) regresemos, ya sería un regalo distinto pero de igual manera lo haría, le daría mi primer libro ya que era prácticamente suyo, yo solo lo escribí.
Todos los días desde el primero me dedicaba a escribir, pero no sabía cómo, me costaba trabajo poner algunas palabras, siempre me quedaba hasta las 2 am escuchando música triste que también tenía pensado adjuntarlo cuando le dé el libro; esas canciones que me hacían recordarla prácticamente todo el día y en el trabajo no tenía manera de distraerme porque “no hacía nada”, realmente el trabajo más pesado que me ha tocado ha sido este, el aburrimiento me mataba, y al no saber qué hacer, los recuerdos volvían, con la música que analizaba y me daba cuenta que la mayoría de mi mp3 eran románticas, hasta las que eran rock y alternativa, no podía creer que prestara atención a todas las letras, simplemente esos días eran muy pesados.
No sabía cómo tomaría el libro que pensaba escribir, a las pocas personas que les pregunté “que pensarías si alguien escribe un libro sobre ti y te lo regala”, me dijeron que sería un lindo detalle, y me preguntaban “¿Qué, es para tu enamorada?” - no, para una amiga, - “¿ah! entonces te gusta?” - sí, estoy enamorado de ella, - “uy! pues con eso seguro que la vas a conquistar, nadie tiene la paciencia para escribir un libro sobre alguien y solo para esa persona, se nota que la quieres mucho”, en ese momento me daba cuenta que sí, la quería demasiado, pero quizás sea mi último regalo, no quería eso pero pensaba que ese sería el final para el libro, aunque aún no sabía cómo terminaría.
En días pasados decía que ya no estaba tan metida en mi cabeza, pero sé que hasta que no termine de escribir esto (si no sigo haciéndolo después de habérselo dado) seguiré pensando en ella, y recordando todo lo que hicimos, o quizás deba decir lo poco que hicimos, pero que fue muy bonito, y que nunca olvidaré, porque a pesar de que lo leeré muchas veces, lo tendré en unas hojas en mi biblioteca.

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